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Es una gran pregunta que nos solemos hacer dentro del marketing digital. ¿Es mejor contratar a un influencer que pagar una promoción? Obviamente existen otras opciones, como publicar todo de manera orgánica y que tu tía te llene la cuenta de likes y comentarios de bendiciones; pero, en este artículo no tocaremos esa estrategia, nos iremos por las más sanas. 

Para comenzar, tener miles de seguidores no te hace ser influencer. Incluso tener millones de estos, tampoco te lo asegura. Influencer es una palabra anglosajona que solemos traducir como «influenciador» (y lo hicimos sin usar Google Translator) y tenemos una falsa idea de asociarlo con el número de seguidores; pero si lo traducimos literalmente, podemos acercarnos más a la vara que puede medir si alguien lo es o no lo es en verdad, literalmente se traduciría como: «persona que influye».

Tener seguidores es muy fácil. Puedes comprarlos, generarlos, intercambiarlos, robarlos. Es una moneda digital devaluada y muy poco creíble. Hay páginas que te ofrecen 1.000 seguidores por $10 dólares estadounidenses. Puedes seguir gente para que te siga. Incluso pagarle a Instagram o Facebook para conseguir nuevos seguidores fantasmas que más nunca harán nada contigo. O, incluso, subir fotos en bola con emojis censurando lo que no puedes mostrar online. Puedes hacer muchas cosas para inflar ese número al lado de tu nombre y ser todo un influencer. . . ¿o no?

Bueno, no somos los primeros en descubrir que el número de seguidores puede ser un número «falso», nos descubrieron. Y de seguro también ya sabes que lo importante es el engagement (la palabra cool dentro del marketing digital que puede entenderse como: «conexión» o en resumen: «porcentaje de personas, del total de tu número de seguidores o personas alcanzadas, que interactúan con tu contenido»). ¿Cómo se determina? Pues, número de interacciones dividido entre personas alcanzadas, por cien; o si lo quieres comparar con tus competidores (cómo no puedes saber el alcance de ellos), número de interacciones entre número de seguidores, por cien. O colocar su nombre en la siguiente herramienta gratuita, que no es nuestra, pero que usamos: 

https://influencermarketinghub.com/instagram-money-calculator/

Pero aquí viene lo interesante: por $3 dólares más, puedes llevarte 500 likes y quién sabe hasta un comentario de ñapa. ¿Se comprende? Todo puede ser una mentira. 

A este punto, seguro estás pensando «Bueno, entonces es obvio, los influencers no funcionan». Pero detén el tren del pensamiento allí. Influencer definimos que era aquella persona que influye y sí que hay personas que pueden hacerlo. Existen individuos que pueden salir a decir, por cualquier medio, que la tierra tiene vitamina B12 y que por eso deberíamos comer tierra y la gente saldrá a comer tierra y a llenarse el cuerpo de B12. Lo hará, en esencia, porque en verdad la tierra tiene vitamina B12 y porque (y más importante) esa persona dijo que lo hicieran. ¡Bingo!

Entonces, influencer no es quien tiene miles de seguidores, quien tiene likes a reventar, quien sube fotos todos los días o quien recibe regalos; influencer es quien sea capaz de que otras personas hagan cosas contundentes. Acciones reales, cambios de actitud, compras, cosas decisivas y con valor. ¿Cuándo esa persona publica algo, sus seguidores lo acompañan, lo apoyan, invierten su tiempo o dinero en sus recomendaciones? Si la respuesta es sí (y no son nudes), ¡felicitaciones, encontraste a un influencer! (A menos de que seas una marca de lencería, en ese caso el otro también te funciona y mucho). 

Una vez hayas detectado a un verdadero influencer, la respuesta a la pregunta inicial es: sí, por supuesto. Más mueve una recomendación de alguien con credibilidad, con el que sientes empatía o admiración, que un anuncio entre las fotos de tus amigos y tu crush de turno. Así que dale todo tu dinero y espera, con la mejor de las suertes, que tu influencer sea del target adecuado a tu marca y logre su objetivo. . . o contrata a una agencia que sepa sobre el tema, que escriba artículos al respecto y contrátalos, para esperar con más tranquilidad resultados positivos. Sobretodo si eres una compañía con una misión social, relacionada a la sostenibilidad, Empresa B u ONG; porque hay variables humanas que las matemáticas puras no consideran, mientras nosotros una agencia con intención humanista, sí. 

 

Escrito por: Ernest Cappa